sábado, 20 de septiembre de 2014

3 ESO. FICHA 2.


MEJOR DECIR LA VERDAD CON PARÁBOLAS.

KAHLIL GIBRAN (ADAPTACIÓN)


Era un viejo rabino judío, célebre por su sabiduría. Todos lo admiraban por su ingenio. Uno le preguntó un día por qué siempre que hablaba lo hacía con parábolas o contando alguna historia. Y le respondió con una historia, la historia de la Verdad.
La Verdad, dijo, paseaba entre los hombres, siempre sin adornos, siempre desnuda. Todos volvían su cara para no verla ni recibirla, decían que por vergüenza; pero era, sin duda, por miedo. Al verse tan rechazada, indeseada y temida, se llenó de tristeza y desánimo. Y, estando así, se encontró con la Parábola, alegre ella y vestida de muchos colores. “¿Cómo estás tan triste y desolada”, dice la Parábola a la Verdad? “Es que estoy tan vieja y tan fea – le responde la Verdad – que los hombres escapan de mí” “¡Qué tonterías! – dijo riéndose la Parábola – no es por eso por lo que te huyen. Mira, ponte estos adornos, ya verás cómo te siguen y cómo te tratan”. Efectivamente ¡las cosas le fueron de maravilla! “Es que, terminó el rabino, los hombres no quieren la verdad desnuda, sino disfrazada”.



LA RELIGIÓN DE LOS INDIOS AMERICANOS.



.

Pese a haber sido cristianizados a partir del siglo XVII, han subsistido muchos elementos de las creencias originales indias, que eran muy ricas y variadas.

Los indios sentían un gran respeto por la naturaleza. Eran animistas y hacían ofrendas a la madre tierra. Los ritos y las ceremonias tenían que conciliarse con las fuerzas de la naturaleza, como la lluvia o el sol. En materia divina, aunque compartían una vaga idea genérica de un Dios Creador o "Gran Espíritu", al que cada tribu daba su propio nombre, cada pueblo tenía su propio punto de vista de la vida espiritual, que solía estar estrechamente ligado a su entorno.

Casi todos los pueblos compartían la creencia de que todas las cosas, incluso la tierra, tienen alma. En consecuencia, todo está unido y emparentado con lo sagrado. Para los indios norteamericanos, las fronteras entre el mundo real y el de los espíritus no estaban claramente definidas, pues les separaba un "tercer mundo" de transición. Por regla general, rehuían el contacto con ese mundo espiritual y sólo contactaban con él en casos de necesidad, por lo común a través de los sueños y las visiones.




Los indígenas americanos creían que el alma de los difuntos viajaba a otra parte del Universo, donde disfrutaba de una existencia placentera mientras desarrollaba las actividades cotidianas. El alma de las personas desdichadas o perversas vagaba por los alrededores de sus antiguas viviendas, provocando desgracias. Los antepasados que habitan en el reino de los espíritus habían dado su vida por los que ahora están vivos; por ese motivo, estos debían respetar a sus muertos y a sus parientes vivos, así como cuidarse mutuamente para poder sobrevivir.


Aunque había muchos mitos sobre el origen del mundo, el más común era el de una tortuga que extrajo barro de las profundidades. Sobre ese barro sopló un coyote, y lo modeló hasta darle la forma de la Tierra.

Las prácticas religiosas no eran monopolio de un clero propiamente dicho. El chamán o hechicero estaba a cargo de la lectura e interpretación de los signos sobrenaturales contenidos en los sueños y visiones, conseguidos gracias a los ayunos y la ingesta de drogas, principalmente peyote, pero el contacto de los fieles con sus dioses era, por lo común, directo.

Los indios desconfiaban de los sacerdotes cristianos, raros personajes vestidos extrañamente de negro que hacían la promesa de vida eterna. Aunque el Dios cristiano era compatible con muchas creencias indias, no entendían cómo el cielo cristiano estaba tan lejos y era imposible internarse en él si no se moría, cosa que los indios podían hacer más fácilmente a través de visiones y sueños. Las enseñanzas cristianas se basaban en un libro que los nativos no entendían y con imágenes muy lejanas para ellos. Tampoco entendían cómo era posible que la religión cristiana dijese muy poco sobre la naturaleza. Al principio, los colonos obligaban a los indios a practicar la liturgia cristiana e, incluso, los indios de Nueva Inglaterra fueron perseguidos y matados por pescar y cazar los días de guardar, por utilizar medicina india o por casarse al margen de la Iglesia.





Sólo unos pocos pueblos, como los natchez, erigían templos permanentes. Casi todos los demás se limitaban a preparar un espacio sagrado o un altar donde hacían sus ofrendas. Estas, en forma de alguna sustancia u objeto precioso, las hacían casi todos los pueblos norteamericanos en agradecimiento por los grandes dones de la Tierra.

LA DANZA DEL SOL.


 



La Danza del Sol es una ceremonia espiritual practicada desde hace siglos por algunas de las Naciones Indias Norteamericanas. Cada tribu tiene su propia forma de realizar elritual, aunque la mayoría de ellas tienen cosas en común tales como la danza, el canto o elrezo. También es común tocar tambores y realizar ayuno. En algunos casos el ritual incluye un tipo de piercing que consiste en introducir en el pecho, los brazos o la espalda un hueso afilado produciendo un desgarro en la piel. En muchas de las Danzas del Sol que se realizan a lo largo del continente americano se considera irrespetuoso tomar fotos, para favorecer la privacidad de los participantes.

Danza del sol cheyenne.


Los primeros occidentales que conocieron esta ceremonia se sorprendieron sobre todo por la práctica del piercing que consideraban una brutalidad. La explicación más común a esto, desde el punto de vista de los danzantes, es que se trata de una ofrenda de carne, entregada como parte de un rezo para pedir por la familia o la comunidad. Los ancianosindígenas explican como, para la mente occidental, es difícil comprender un acto como la ofrenda de carne. Según ellos, no supone ningún sufrimiento para quien lo realiza, sino que se trata de un acto generoso de entrega y comunión con Dios y lo sagrado.

El gobierno de Canadá prohibió algunas de las prácticas de la Danza del Sol durante elSiglo XVII, y los Estados Unidos hicieron lo mismo en 1904. En la actualidad esta ceremonia sagrada es de nuevo completamente legal (desde la presidencia de Jimmy Carter en los Estados Unidos).
Aunque es originaria de Norteamérica, actualmente se practica, además de en EE. UU.,México y Canadá, en países americanos más al sur como Brasil, y otros. El diseño de la ceremonia ha sido conservado por los chamanes fiel al original durante siglos, si bien hoy en día es una ceremonia espiritual abierta, en la que participan tanto indígenas como no indígenas. Es habitual también que haya danzantes de diversas nacionalidades, continentes y razas, como reflejo de la expansión que desde los años 90 está teniendo la cultura espiritual de los nativos americanos en todo el mundo, muy similar a la que se produjo dos décadas antes con el Budismo desde Asia hacia occidente.

EL RESPETO A LA NATURALEZA.


Los indios profesaban un profundo respeto hacia la naturaleza. Creían que la armonía con la naturaleza era necesaria para evitar la muerte y el dolor. La tierra, el aire, los seres vivos y el agua eran compartidos por todo el grupo y nadie podía poseerlos de forma individual.
El indio no podía entender la mentalidad del blanco, su deseo de propiedad de la tierra, su necesidad de acumular riquezas.
De lo que sí eran conscientes los indios era de que esta conducta codiciosa tendría como consecuencia el exterminio de un modo de vida que ellos habían mantenido durante miles de años, una reflexión basada en el respeto a las tradiciones y dotada de sentido en cuanto a la supervivencia del grupo.
Alce Negro, el sioux que con solo trece años presenció la batalla en la que los sioux aniquilaron a las tropas americanas, expone en esta plegaria la visión que tuvo cuando era niño y cómo marcó los pasos de su vida:

«Ancestro, Gran Espíritu, mírame de nuevo, a mí que estoy en la tierra e inclínate para oír mi débil voz. Tú viviste primero y eres anterior a todas las necesidades, más antiguo que la plegaria. Todas las cosas te pertenecen, bípedos, cuadrúpedos, lo que tiene alas y lo que es verde y está vivo. Tú has puesto en orden el mundo para que los poderes de los cuatro puntos de la tierra se crucen unos con otros. Tú me has hecho cruzar el buen camino y el camino de las dificultades, y donde se entrecruzan, lugar sagrado. Día tras día, por siempre, eres la vida de todo. ¡Escucha! Inclínate para oír mi débil voz. En el centro el círculo sagrado, llorando, Gran Espíritu, Ancestro, tengo que decir que el árbol nunca floreció, que el árbol se marchitó. De nuevo, recuerdo la gran visión que me diste. Quizá alguna pequeña raíz del árbol todavía esté viva, entonces nútrela para que pueda echar hojas y florecer y llenarse de aves cantoras. Escúchame para que la gente pueda una vez más encontrar el buen camino y el árbol protector [...]. Los Seis Ancestros han colocado muchos seres en este mundo y todos deben ser felices. Todos los seres pequeños han sido enviados por alguna razón, y en ellos debe perdurar la felicidad y el poder de hacer felices a otros, porque este era el deseo de los Abuelos del Mundo.»

PELEÁNDOSE EN LA CALLE.


MOTIVACIÓN.



EL ESPIRITISMO,



En Estados Unidos en 1848, cuando en el pueblecito de Hydesville (estado de Nueva York) salió a la luz el caso de la familia Fox, en cuya casa se oían ruídos, se movían solos los muebles y se notaban manos gélidas.


Una noche, Margaret, una de las niñas Fox, tuvo la ocurrencia de contestar con palmadas a los golpes del fantasma, y la madre le pidió que golpeara una vez si era humano y dos si se trataba de un espíritu.

Más tarde trascendió que los restos de un buhonero asesinado reposaban en la bodega.

La historia que se extendió por EE.UU dio lugar a un gran número de adeptos al espiritismo, a médiums profesionales y a muchos charlatanes, y alcanzó Europa en la segunda mitad del siglo XIX.

No hay comentarios:

Publicar un comentario